El Museo del Ferrocarril de Madrid se abrió al público en 1984. Su sede es la antigua estación de Delicias, uno de los ejemplos más claros y representativos de la arquitectura industrial española, que se inauguró en 1880. Ofrece una selección de vehículos y piezas relacionadas con el ferrocarril, que pretende mostrar la evolución de este modo de transporte.
El Museo del Ferrocarril de Madrid tiene entre sus fines conservar, estudiar y difundir el patrimonio histórico y cultural ferroviario. Esto se traduce en la reunión de una variedad de colecciones de carácter único y excepcional formada actualmente por más de 4.800 piezas que explican la historia del ferrocarril en España. La creación y formación de las colecciones tiene su origen en la gran exposición realizada en Barcelona en el año 1948 con motivo del centenario del primer ferrocarril peninsular. A partir de ese momento las cesiones, compras y donaciones aumentaron de manera notable contribuyendo a ampliar estas colecciones ferroviarias, que continúan hoy incrementándose.
Tarifa viernes a partir de las 14.00 horas, sábados y domingos: 2,5 €
Tarifa lunes a jueves, y viernes hasta las 14.00 horas, incluyendo festivos: 6 €
Actividades, Actividades para niños, Cultura, Museos
Una buena visita con niños pequeños. Nosotros estuvimos en marzo con niños de dos años. Era un domingo y pudimos disfrutar de un paseo en mini tren que, además, encantaron a los peques.
Podeisleer sobre nuestra experiencia aquí: http://www.fotografiadeunmomento.es/museo-del-ferrocarril-con-ninos/
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Martinavr
Personal de la sala de modelismo tratan mal a los niños. En la sala de modelismo, donde están las maquetas, hay personas muy maleducadas que tratan mal a los niños. No entiendo que trabajes cara al público y seas así con niños tan pequeños que están muy ilusionados de ver las maquetas. Parece que no les gusta que vayamos al museo...
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Orozco
Recomendable. Uno de esos pequeños museos con encanto que tiene Madrid.Está recuperando el nivel de actividades familiares de hace unos años y además organizan el Tren de la Fresa.
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Anónimo
Bastante pobre en cuanto la forma de exposición. Es muy caro para ver todos los trenes desde fuera, antes, hace años se podía acceder. Además los trenes suelen ser altos y aunque alhunos tienen pequeñas plataformas, a penas se puede contemplar desde el exterior, que además está bastante oscuro.
Las piezas son maravillosas, al igual que las maquetas, pero la exposición es deficiente
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Anónimo
ke kereis ke os diga... bueno no es gran cosa pero me gustan los trenes son mii pasion siempre me an gustado jajaja
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tximeleta
Muy interesante. La zona de Delicias la verdad es que es bastante curiosa, y no tan conocida en Madrid. Allí, en la calle Ferrocarril, está el museo de este invento que revolucionó épocas... y como tal se merece un sitio para ver cómo ha evolucionado. La pena es que no se le dedique un local más grande.
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alain
Cultura alternativa. Pequeño museo situado al lado de la Avenida del Ferrocarril y en la zona de Acacias y Delicias, cerca también de Embajadores, y un lugar donde poder pasar un buen rato culturizándote con la historia de uno de los medios de transporte con más encanto e historia como es el tren. El Museo del Ferrocarril es un museo alternativo que repasa la historia del tren en la capital madrileña.
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rachbourne
Qué queréis que os diga.... Resumen de lo que voy a escribir: la gente se cree que los niños se lo van a pasar bien pero no van a ver nada que les guste, quitando las maquetas, y, ¡atención! no van a poder comer, ni jugar, ni correr, ni tocar NADA! llevadlos al parque y ahorraos 4.50 por persona.
Experiencia completa:
A mi me parece un lugar bastante caro para las cuatro tonterías que te muestra, donde la gente se lleva a los niños porque se creen que se lo van a pasar bien... Les cuento mi experiencia:
Voy un domingo hace un par de semanas con mi primo pequeño y mi hermano, porque nos habían dejado con ella y quería que se lo pasara bien un rato. Me cobran 9 euros por mi hermano y por mí (entramos al Reina Sofía gratis) y nos cuesta Dios y ayuda que el niño entre gratis porque dicen que tiene más de 4 años. Entramos en la cafetería, un vagón restaurante bastante bonito, y la camarera nos dice que claro, que este museo le gusta a los niños porque ellos aprenden tocando y se puede tocar. Bien.
Entramos en la primera sala, donde tienen herramientas y piezas de trenes en vitrinas, y una vía con aparatos, donde veo a niños intentando subir y al vigilante llamándoles la atención (es un museo! queridos padres, los niños no pueden tocar, ni aquí ni en el Prado ni en ningún museo no interactivo!!). Pasamos a la siguiente sala y la mitad de las maquetas estaban rotas, y los vigilantes de la sala nos dicen que ellos no pueden hacer nada y que el que repara las maquetas no viene los domingos (comprensible, pero, en qué se gastan los 9 euros si no es en arreglar las cosas?). Pasamos a otra sala y hay un muñeco de cera (lo más interesante de la sala), y en las vitrinas encontramos gomas de borrar y lápices (como lo leen, he pasago 9 euros para ver una goma de borrar milán como las de mi casa).
Y eso es todo lo que hay, aparte de niños y padres que ponen mala cara porque les llaman la atención: no se puede correr, no se puede comer en las salas, no se puede tocar n a d a. Es un museo como otro cualquiera, solo que más cutre.
Un saludo.
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Urbano
Mi historia del tren. Una canción de mi infancia empezaba así: "Viajar en tren, es fenomenal??. Cuánta razón llevaba. Siempre me ha causado especial interés este medio de transporte. Mi padre solía llevarme de pequeño a la estación de Logroño para ver llegar los trenes. Me apasionaba. No encontraba el momento para irme. En una ocasión, hasta llegamos a hacer el trayecto hasta Calahorra. Formidable. Cuento todo esto para trata de contextualizar la enorme ilusión que me hizo ver el Museo del Ferrocarril por primera vez. Puede que no esté entre los más populares en Madrid, pero su visita se trata de una actividad casi inolvidable. Muy aconsejable para los más pequeños.
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Milindrik
mejor aqui que en casa aburrido. El museo es genial no es un museo solo de ver se puede subir a todos los trenes ver las cabinas sentarte donde quieras y tocar todo puede que esto ahora a mi edad no tenga mucha importancia pero cuando era niño era lo mejor, no tenias que estar callado viendo a través una urna o sin poder tocar mi abuelo me soltaba en el museo y me tiraba toda la mañana jugando con mi hermano creo recordar que era gratis los fin de semana o por lo menos la ultima vez que fui no me costo nada y nunca lo he visto con colas o con aglomeraciones
se lo recomiendo a todo el mundo pero en especial a padres con hijos y parejas para pasar una tarde o mañana tranquila
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mayte
el tren cafetería. Este sitio ha formado parte de mi infancia porque yo nací en ese barrio, Arganzuela, y hacia miles de años que no visitaba la estación. Una mañana de domingo lleve a mi hija de seis años y le encanto, sobre todo el tren cafetería,que está bastante chulo y además puedes tomarte algo allí. Te puedes subir a otros trenes que hay allí.Los fines de semana hay teatro para niños, y también interesante para los padres que aprendemos mucho con estas visitas. Hay exposición de maquetas de trenes y a ciertas horas los hacen funcionar, incluso hay una maqueta de mayor tamaño que los niños pueden subir encima.
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labrujaaveria
El tren hecho historia. Ir una mañana soleada de domingo durante la primavera a ver un museo es una auténtica delicia.
De entre todas las opciones que ofrece una ciudad con tanta oferta como Madrid, si el plan lo haces con niños, acudir al Museo del Ferrocarril es un auténtico acierto.
No sólo se trata de la materialización de la historia del ferrocarril en nuestro país, sino también del paraíso de los trenes dentro la ciudad. Ejemplares de vagones de todos los tiempos (desde los primeros en utilizarse a los más modernos), maquetas de trayectos, de estaciones emblemáticas, trozos de vías…
Los más pequeños se pueden mover a sus anchas porque en este museo, pensado para los chiquitines de la casa, no impera la ley del silencio absoluto, y ellos se lo pasan en grande. Y yo, mientras les veo, disfruto como una enana. Sus padres, en cambio, acaban locos perdidos persiguiéndoles por todas las instalaciones.